miércoles, 18 de julio de 2012

Siete minutos de agonía para el robot Curiosity a su llegada a Marte

EFE

La llegada a Marte del robot Curiosity de la NASA el próximo 6 de agosto será el descenso más complejo intentado hasta ahora por la agencia especial estadounidense, especialmente durante los últimos siete minutos del amartizaje.

En ese tiempo, la nave no podrá comunicarse con la Tierra.

“Posar a Curiosity en Marte es la misión más difícil jamás emprendida por la NASA en la historia de la exploración robótica planetaria”, destacó en un comunicado John Grunsfeld, director adjunto de la agencia espacial estadounidense para misiones científicas.

Lanzado el 26 de noviembre de 2011 desde Cabo Cañaveral, en Florida (sureste), el Mars Science Laboratory (MSL), conocido como robot Curiosity, el vehículo más grande (900 kg) y más sofisticado enviado a otro planeta, debe posarse en suelo marciano el 6 de agosto a las 05:31 GMT (01:31 hora paraguaya), en el cráter Gale, después de viajar 570 millones de kilómetros.

Para realizar con éxito un amartizaje en el interior de ese cráter, al pie del monte Sharp (de 5.000 metros de altura), la nave que transporta al robot planeará en la atmósfera superior de Marte en lugar de caer como una piedra en el suelo.

Según funcionarios de la NASA, a diferencia de las sondas anteriores, Curiosity es demasiado pesado para que el impacto sea amortiguado por bolsas de aire.

Los ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California (oeste), ha diseñado una especie de “grúa” con retrocohetes que conducirá al robot con cuerdas de nylon en los segundos finales del descenso. De esta manera, Curiosity, que tiene el tamaño de un pequeño 4x4, se posará suavemente en planeta rojo.

Pero antes de esos momentos finales del descenso, la nave espacial sufrirá un fuerte descenso de siete minutos en la que su velocidad pasará de 21.243 a 2,74 kilómetros por hora.

UN PARACAÍDAS GIGANTE

Para frenar su caída, la nave realizará una serie de virajes como hacían los transbordadores espaciales durante su regreso a la atmósfera terrestre, con la diferencia de que el descenso será en Marte.

Una vez que la velocidad se reduzca a 1.600 km/h, la computadora de a bordo está programada para desplegar el mayor paracaídas supersónico utilizado hasta ahora. Fabricado de nylon, su diámetro es de 21 metros y permitirá desacelerar la nave un poco por debajo de la velocidad del sonido.

A unos 1.600 metros del suelo, el paracaídas se abrirá justo antes de que se enciendan ocho retrocohetes para frenar aún más el descenso y antes de que, unos segundos previos a tocar el suelo, una especie de grúa deposite suavemente a Curiosity. Los retrocohetes se invertirán de manera que la grúa se distancie de la sonda.

“Estos siete minutos son la parte más delicada de toda esta misión”, dijo Pete Theisinger, director del proyecto en el JPL. El descenso se hará sin comunicación por radio, debido a la posición de los dos orbitadores estadounidenses alrededor de Marte, que dejarán de captar las señales de Curiosity, imposibilitando la comunicación con la Tierra.

“Para que la llegada al suelo marciano sea exitosa, cientos de operaciones deben realizarse exactamente según lo previsto, muchas de las cuales son de una milésima de segundo, y todas controladas de forma autónoma por la nave espacial”, explicó.

“Hicimos todo lo que creemos que se necesita para tener éxito, pero no hay ninguna garantía, los riesgos son reales”, advirtió Theisinger. De las 43 misiones lanzadas a Marte desde los años 1960, casi el 70% fracasaron. Los estadounidenses tuvieron gran éxito con sus últimos seis vuelos y son los únicos que hasta la fecha han explorado la superficie de Marte.

La ex Unión Soviética fue el primer país en posar una sonda en el planeta rojo en 1971, pero ésta funcionó sólo 15 segundos.

Curiosity, dos veces más largo y cinco veces más pesado que los dos robots marcianos anteriores, Spirit y Opportunity, cuenta con diez instrumentos científicos. Impulsado por un generador nuclear, tiene un mástil con cámaras de alta definición y un láser. La misión tiene un costo de 2.500 millones de dólares.

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